sábado, 8 de octubre de 2011

Mis palabras para tí


Dicen que el amor a distancia nunca funciona. Que no merece la pena luchar por algo que se ve tan solo unas cuantas veces al año o que tal vez no se haya visto nunca en la vida, pero ¿es eso cierto?
Al principio yo también era de las que pensaban igual, que el verdadero amor es el que más cerca tenemos porque “del roce se hace el cariño” pero según me iba adentrando en los misterios de la vida he empezado a darme cuenta de que es posible conseguir todo aquello que nuestro corazón anhela si sabemos ser fuertes y luchar por lo que deseamos. Es completamente cierto que es difícil ser fuerte cuando cada mañana te despiertas pensando en esa persona por la que tu corazón sigue latiendo y te das cuenta de que todos los momentos que acabas de vivir, son solamente un sueño del que no quieres despertar. Es difícil abrir los ojos y sentir la fría soledad en todos los poros de tu piel porque esa persona por la que no te estás dando por vencida está a cientos de kilómetros de distancia de ti, pero algo en tu interior siempre te dice que tienes que luchar, que tienes que ser fuerte, que nunca te des por vencida porque el día menos esperado te despiertas, y a tu lado, ya no tienes soledad o frío sino que tienes a esa persona por la que has derramado tantas lágrimas y por la que serías capaz de dar la vida si con ello sabes que él será feliz.
No soy una experta en la vida, ni tampoco pretendo serlo, ya que la vida no es siempre una carrera en la que solo importa ganar. A veces, la vida es simplemente un camino por el cual uno tiene que andar a su ritmo y saber solucionar los problemas que se nos presentan para poder disfrutar plenamente de los momentos libres de preocupaciones. Bien es cierto que la felicidad completa no existe, pero son los pequeños momentos lo que hacen que la vida sea inolvidable e irrepetible.
Uno de esos momentos fue el conocerte y desde entonces supe que serías algo diferente en mi vida, que con tu mera presencia, la cambiarías por completo y ahora sé que mi corazón no se ha equivocado. Había dejado de creer en cuentos de hadas cuando cada día contigo se ha convertido en uno, he dejado de creer en los príncipes azules y eres tú el que me trata como una princesa haciéndome ver que a pesar de todos los momentos oscuros tú eres la luz que siempre iluminará mi camino y que los príncipes azules no se destiñen con el tiempo.
Estar lejos de ti es como ser prisionera en una jaula de cristal. Conozco casi cada paso que das, sé cuándo no te apetece seguir luchando por nada ni por nadie y lo único que quieres es dejar de existir para poder vivir como siempre has soñado. Sé cuáles son tus sueños, tus ilusiones, tus triunfos, tus fracasos y a pesar de lo que pueda pensar o decir la gente, incluso aquí atrapada puedo ver más allá de lo que ellos ven a tan solo unos centímetros de ti. Veo esa fuerza que te caracteriza, esas ganas de ser más fuerte que la propia vida, las ilusiones que siempre te acompañan, la sonrisa que nunca te abandona y sobre todo, veo todo el amor que esconde tu corazón y que grita por ser liberado.
No soy una chica que pueda componer grandes poesías para expresar lo que siente, tampoco se me da demasiado bien escribir relatos que te corten la respiración con cada palabra que lees porque cuando más deseo que las palabras estén de mi lado, parece que todas se ponen de acuerdo para dejarme a mi suerte e intentar buscar la manera de exteriorizar mis sentimientos. Pero cuando pienso en ti, las palabras luchan por salir y es cuando no encuentro la forma de ordenarlas de tal forma para que pueda decirte que eres la luz de mi vida, el aire que respiro, la sangre que corre por mis venas y el corazón que late solamente para ti.



Gracias por ser el culpable de todas mis alegrías y sonrisas…teQ*

sábado, 3 de septiembre de 2011

A través de mis manos

De nuevo delante de la pantalla de un ordenador con un teclado entre manos intentando dar salida a los sentimientos que se agolpan en mi interior, pero sin saber en qué terminará este acto de liberación temporal porque al rozar con mis dedos cada tecla, éstos parecen haber cobrado vida y escriben sin ser acompañados por mis pensamientos. Podría decir que me estoy esforzando en detener este frenesí, que estoy luchando para que dejen de bailar a su gusto sobre el teclado, pero me es completamente imposible hacer algo así. En este momento no soy capaz de detener mis dedos para que no sigan escribiendo porque lo que más les gusta hacer es pulsar cada tecla con una letra diferente y así ir formando palabras y que esas palabras adquieran cierto sentido en una frase.
Todo lo que estoy escribiendo ahora no tiene ningún sentido. Nada de lo que se puede leer tiene algún sentido para mí, pero es exactamente mi marca de droga. Tenga o no sentido lo que escriba, es mi manera de liberar tensiones y de darme cuenta de si la vida tal y como la veo es una simple fantasía, una realidad o una pesadilla.
Cuando miro a mi alrededor no sólo veo aquello que pasó sino también todo aquello que me gustaría que pasase. Para algunos significa soñar con los ojos abiertos, pero para mí significa poder dejar volar mi imaginación y así conseguir salir de la monotonía del día a día e incluso sacar fuerzas de donde sea cuando pienso que estoy más que perdida en este mundo que no está hecho a mi medida.
Tal vez es bueno dejar que mis dedos tomen el control de la situación y liberar toda la tensión de la que ahora soy presa. Es mucho más fácil dejarse llevar sin pensar en qué escribir, sino que simplemente me desprenda del resto del mundo y me interne en mi propia burbuja, la burbuja de las palabras…la burbuja de la escritura.


lunes, 18 de julio de 2011

Pensamiento de un escritor frustrado

Parece que cuando creo que las cosas pueden cambiar, siguen quedándose igual. ¿Qué por qué digo eso? Pues porque estoy como los escritores agobiados por sus editores cuando tienen que entregar un trabajo y no tienen escrito ni siquiera la mitad.
Es frustrante ponerse delante de la pantalla del ordenador para ponerse a teclear palabras y que al final de la tarde, te des cuenta de que en realidad no has escrito nada. Es verdad que la inspiración llega en el momento y el lugar menos esperado, pero creo que ya me está empezando a fallar mi capacidad imaginativa. Me siento como si mi musa me hubiese abandonado sin tan siquiera decirme “Adiós” y ahora no sé por dónde empezar para volver a darle vida a mi imaginación.
Más de una vez me ha pasado que, andando por la calle, iba pensando en mi próxima creación, pero ahora cuando me pongo a pensar en eso, las palabras se esconden de mí, las ideas se desvanecen y solamente queda un lugar vacío que es llenado sólo con oscuridad y silencio.
Ahora tan solo me queda esperar pacientemente el momento en el que vuelva mi musa o hasta que aparezca una nueva y así poder dejar de ser prisionero de mis propias ideas…



domingo, 3 de julio de 2011

Simplemente...gracias

Tengo necesidad de escribir todo lo que pasa en este momento por mi cabeza, pero lo cierto es que son ideas tan desordenadas que ni siquiera yo soy capaz de ponerlas en orden. Suena un poco irónico decir que no puedo poner orden en mi propia cabeza, ¿no? Sí, es de lo más irónico, pero se dice que del caos llega el orden y eso es lo que estoy intentando hacer ahora mismo, ordenar mi propio desorden.
La verdad es que no sé por dónde empezar, simplemente me apetece ver cómo van apareciendo las letras en este fondo blanco, que simula el blanco de un papel.
Por ahí dicen que es de héroes sonreír cuando el corazón llora, pero llevo toda mi vida preguntándome cómo es posible hacer eso. ¿Cómo puede alguien sonreír cuando en realidad lo que necesita es llorar? Parece una pregunta tan fácil de contestar, pero por más que piense, no soy capaz de averiguar la respuesta.
Sí, hoy es uno de esos días en los que necesito ver una mano tendida para poder apoyarme en ella y volver a subir a flote para que mi rostro vuelva a sonreír y mis ojos vuelvan a brillar, pero mire donde mire no consigo ver esa mano que tanto necesito. Es posible que no me dé cuenta de que está aquí, o que simplemente no me atreva a  volver a coger la misma mano que lleva tendida para mí desde hace tiempo porque todo en esta vida tiene un límite y tal vez tarde o temprano desaparezca sin dejar rastro.
¿Soy una tonta por preocuparme siempre de lo que me pasa a mí sin pensar en que más allá de estas cuatro paredes hay personas que sufren más que yo, pero aun así siguen adelante? Puede que lo sea y no lo niego, pero hay momentos en los que necesito demasiado ese apoyo que deja de existir en el momento menos oportuno.
Alguien me está enseñando a no darme nunca por vencida, a no dejar de sonreír, a no caerme jamás, a mirar siempre las cosas como mejor me lo parezca a mí y así conseguir seguir adelante por más empinado que esté el camino de la vida, pero es difícil porque no soy tan fuerte, aunque lo estoy intentando con todas mis fuerzas. Todavía soy una aprendiz en este juego de la vida, pero con el paso del tiempo me voy dando cuenta de que, aunque en el mundo hay personas que te lo dan todo un tiempo y después se olvidan te ti, también hay otras personas que están cerca cada vez que las necesitas sin importar el momento, el motivo o la distancia.
Tengo que reconocer que todo lo que he escrito hasta ahora, a simple vista, carece de sentido, pero a veces hay que aprender a leer entre líneas para conocer el verdadero significado de las palabras, sobre todo cuando detrás de todo se esconde un “gracias de todo corazón”, gracias por todo ese apoyo, gracias por cada palabra, gracias por cada sonrisa, pero sobre todo, gracias por existir y hacer que en mi día a día siempre brille una estrellita.


sábado, 28 de mayo de 2011

Me gustaría saber si todavía hay algo que se pueda recuperar...

Muchas veces decir un simple “lo siento” no es suficiente porque puede sonar demasiado falso, pero cuando la cosa se queda sólo en esas dos palabras es porque no somos capaces de hablar las cosas a la cara. Por eso estoy aquí haciendo una de las cosas que mejor se me dan…escribir. Porque quiero escribir todo lo que he pensado en ti desde que hemos pasado de ser inseparables a ser prácticamente desconocidos.
Sé que por más veces que te pueda pedir perdón, hay cosas que no se pueden olvidar, pero lo que quiero con esto es demostrarte que de verdad lo siento y que no quiero perderte.  Me imagino que te sonará todo muy raro, pero lo que más necesito ahora es volver a encontrar esa amistad que se nos perdió por el camino. Necesito volver a saber algo de ti sin tener que investigar por mi propia cuenta porque haciendo las cosas de esta manera me siento como una intrusa en tu vida y lo último que quiero es sentirme así.
Soy consciente de que en algunos momentos tenía que haber reaccionado de otra manera, pero sabes que puedo llegar a ser muy impulsiva y no siempre acierto con mis acciones, pero últimamente tengo ganas de gritarle al mundo entero que te echo de menos y también echo de menos la forma en la que casi siempre tenías respuestas a mis preguntas.
No sabes cuántas veces he querido hablarte simplemente para saber cómo estas, pero la razón era más fuerte que el deseo del corazón, y casi siempre ganaba lo primero. Ahora quiero que gane el corazón porque tengo la necesidad de decirte que lo último que quiero en este mundo es que desaparezcas de mi vida.
Desde que te conozco siempre me dijiste que no viva en el pasado y eso es lo que he intentado hacer, pero ahora mismo no puedo olvidar lo que me pide el corazón que haga, y lo que me pide es que te diga que a pesar de todo sigues formando parte de mi vida y me gustaría que fuera así durante mucho más tiempo. Aun así, eso sólo depende de ti porque solo tú puedes tomar la decisión de darnos una oportunidad como amigos o, por el contrario, seguir como hasta ahora.
Sinceramente…no sé qué pensarás de todo lo que he escrito, ni tampoco si recibiré una respuesta, pero yo seguiré aquí cada vez que me necesites para cualquier cosa y también espero que recuerdes que siempre podrás contar conmigo.

P.D Perdón por poner esta foto, pero tengo que reconocer que me gusta y me trae muy buenos recuerdos =)

sábado, 21 de mayo de 2011

Pide un deseo

Pedir un deseo suena tan fácil, pero es tan difícil de hacer que no sé por dónde empezar. Estoy segura de que prácticamente cualquier persona sabría qué pedir si tuviese esa oportunidad, pero a mí me costaría mucho pedir lo que de verdad deseo porque sé que es un deseo que no se cumpliría nunca.
Puede que sea un pensamiento equivocado, pero a día de hoy, estoy completamente segura de que pasaría el tiempo y yo viviría con mi deseo sin cumplir. Es una cosa relativamente fácil de conseguir, siempre y cuando haya otra persona que esté dispuesta a ayudarme a cumplir mi deseo, porque lo que yo quiero no es sólo para mí. Lo que yo deseo quiero compartirlo con ese alguien que me hace sentir especial, pero a la vez me hace sentirme triste. Son sentimientos incompatibles, sí, porque no puede ser que una persona te haga sentir especial, y que al mismo tiempo te haga sentir un extraño en tu propio cuerpo, pero aún así existe…
¿Cómo decirte cuánto te echo de menos si cuando tengo la necesidad de abrazarte no estas a mi lado? Sí soy una tonta por hacerme ilusiones y querer estar a tu lado cuando sé que no se puede, pero esta soledad que siento duele más de lo que te imaginas. Duele porque lo que quiero es simplemente disfrutar de tu presencia, mirarte a los ojos y verme reflejada en ellos, ver cómo me sonríes y cómo intentas hacerme sonreír, prefiero incluso el silencio entre los dos, pero sabiendo que estás a mi lado. No te pido el cielo ni las estrellas, simplemente quiero pertenecer a tu presente y tu futuro tal y como tú perteneces a mi presente y formas parte de mi vida.


Acabo de ver una estrella fugaz y sí que le pedí un deseo, le pedí que estés siempre a mi lado.

Ahora sólo tengo que esperar para ver si se cumplirá mi deseo…

miércoles, 18 de mayo de 2011

Porque los sentimientos no se pueden etiquetar con un título...

Ya he perdido la cuenta de cuántas veces he empezado a escribir y he borrado todo lo escrito porque no sé por dónde empezar. Me gustaría escribir sobre todo lo que me pasa ahora mismo, pero no soy capaz de pensar con claridad. El motivo…un fantasma que apareció en mi vida en una fría noche de lluvia.
No sé ni cuándo pasó esto, ni porqué ahora mismo no puedo sacarlo de mi cabeza, lo único que se es que es mi último pensamiento antes de dormir y mi primer pensamiento cada mañana. Algo en mi interior me dice que no merece la pena malgastar mi tiempo y mis energías pensando en él, pero cuanto más quiero alejarme de él, más rápido vuelvo sobre mis pasos. Es como si algo en él me llama cada vez que digo “basta” y cuando menos me lo espero vuelve a aparecer y produce en mí ese efecto “imán”.
Por más que intento poder describir la lucha de sentimiento y pensamientos que se produce ahora mismo en mi interior, me es imposible hacer tal descripción porque en lo más profundo de mí, se está librando una batalla a vida o muerte de lo que está bien y lo que está mal. Si lo pienso fríamente, sé que esto está mal, pero gran parte de mi ser no hace caso a mi parte razonable y me empuja a “vivir” en la clandestinidad huyendo de la realidad y guiándose por el rastro que deja el cuento de hadas en el que me interno cuando lo tengo frente a mí.
En cuestión de horas mi vida se convirtió en una montaña rusa de un tamaño gigante, ya que cuando estoy a su lado estoy en la cumbre y siento que puedo conseguir todo aquello que me proponga, pero cuando pasan los días y el rastro de su perfume se pierde en el aire, mi fuerza va disminuyendo dejándome como un animal indefenso ante su peor enemigo. Odio tener esta sensación de dependencia, pero debo reconocer que soy débil y no siempre consigo lo que me propongo.
Mientras estoy escribiendo me asaltan millones de preguntas, preguntas que me gustaría poder hacerle a mi fantasma para saber qué esperar del futuro y poder prepararme para lo que pueda venir, pero la pregunta que más asalta mi mente es…¿Sigo dejándome arrastrar por la fuerza de atracción que produce en mí o me impongo y pongo final a este corto pero intenso cuento de hadas?

domingo, 27 de febrero de 2011

¿Qué es escribir?

El diccionario define la palabra “escribir” como “representar conceptos o ideas mediante letras o signos convencionales”.
Para muchas personas es un tipo de actividad obligatoria, ya que para estudiar se necesita escribir, para hacer la lista de la compra y, para infinidad de cosas cotidianas tenemos que escribir algo, pero también tiene otro significado, porque para otras muchas personas significa poder expresar de alguna manera todo lo que piensan y sienten.
Escribir es poder mostrarte tal y como eres, sin máscaras, sin falsedad, sin hipocresía…porque es una pequeña vía de escape cuando sientes que no puedes más. Poder llenar un folio en blanco de lindas palabras es un pequeño o gran don del que no debemos escondernos por temor a lo que puedan pensar los demás.
Es completamente cierto que no siempre podemos escribir porque si no hay inspiración tampoco existen esas palabras mágicas que puedan cautivar a los lectores, pero en eso consiste la magia de las palabras; en expresar nuestros sentimientos más ocultos y convertirlos en algo tan bello que seamos capaces de crear personas, mundos y universos en los que todo es posible.


jueves, 17 de febrero de 2011

¿Un nuevo amanecer...?

Amanece un nuevo día, pero para mí es como si viviera en un día interminable. Las cosas suceden siempre de la misma manera por lo que no puedo decir que cada día es diferente porque para mí no existe la noche y el día sino una sucesión de horas que siempre van acompañadas de la oscuridad, o lo que es lo mismo, la noche.
Se dice que cuando vemos salir el sol es que un nuevo día se está acercando y por eso debemos mirarlo con otros ojos, porque cada nuevo amanecer siempre puede traernos nuevas sorpresas, pero incluso las sorpresas se han quedado obsoletas.
Amanece, sí, pero en mi corazón sigue siendo de noche. Mi corazón sigue estando sumido en una oscuridad eterna que no sé cuándo acabará. Delante de mis ojos hay una gran sucesión de personas felices, sonrientes y que irradian luz, pero a mi alrededor lo único que puedo ver es oscuridad. Parece que se me ha colocado un enorme velo negro para que no pueda ver con claridad.
Quiero liberarme de esta carga que se cierne sobre mis hombros, pero cuanto más lucho por ser la vencedora, siempre acabo siendo la perdedora de este juego irónico de la vida.