Dicen que el amor a distancia nunca funciona. Que no merece la pena luchar por algo que se ve tan solo unas cuantas veces al año o que tal vez no se haya visto nunca en la vida, pero ¿es eso cierto?
Al principio yo también era de las que pensaban igual, que el verdadero amor es el que más cerca tenemos porque “del roce se hace el cariño” pero según me iba adentrando en los misterios de la vida he empezado a darme cuenta de que es posible conseguir todo aquello que nuestro corazón anhela si sabemos ser fuertes y luchar por lo que deseamos. Es completamente cierto que es difícil ser fuerte cuando cada mañana te despiertas pensando en esa persona por la que tu corazón sigue latiendo y te das cuenta de que todos los momentos que acabas de vivir, son solamente un sueño del que no quieres despertar. Es difícil abrir los ojos y sentir la fría soledad en todos los poros de tu piel porque esa persona por la que no te estás dando por vencida está a cientos de kilómetros de distancia de ti, pero algo en tu interior siempre te dice que tienes que luchar, que tienes que ser fuerte, que nunca te des por vencida porque el día menos esperado te despiertas, y a tu lado, ya no tienes soledad o frío sino que tienes a esa persona por la que has derramado tantas lágrimas y por la que serías capaz de dar la vida si con ello sabes que él será feliz.
No soy una experta en la vida, ni tampoco pretendo serlo, ya que la vida no es siempre una carrera en la que solo importa ganar. A veces, la vida es simplemente un camino por el cual uno tiene que andar a su ritmo y saber solucionar los problemas que se nos presentan para poder disfrutar plenamente de los momentos libres de preocupaciones. Bien es cierto que la felicidad completa no existe, pero son los pequeños momentos lo que hacen que la vida sea inolvidable e irrepetible.
Uno de esos momentos fue el conocerte y desde entonces supe que serías algo diferente en mi vida, que con tu mera presencia, la cambiarías por completo y ahora sé que mi corazón no se ha equivocado. Había dejado de creer en cuentos de hadas cuando cada día contigo se ha convertido en uno, he dejado de creer en los príncipes azules y eres tú el que me trata como una princesa haciéndome ver que a pesar de todos los momentos oscuros tú eres la luz que siempre iluminará mi camino y que los príncipes azules no se destiñen con el tiempo.
Estar lejos de ti es como ser prisionera en una jaula de cristal. Conozco casi cada paso que das, sé cuándo no te apetece seguir luchando por nada ni por nadie y lo único que quieres es dejar de existir para poder vivir como siempre has soñado. Sé cuáles son tus sueños, tus ilusiones, tus triunfos, tus fracasos y a pesar de lo que pueda pensar o decir la gente, incluso aquí atrapada puedo ver más allá de lo que ellos ven a tan solo unos centímetros de ti. Veo esa fuerza que te caracteriza, esas ganas de ser más fuerte que la propia vida, las ilusiones que siempre te acompañan, la sonrisa que nunca te abandona y sobre todo, veo todo el amor que esconde tu corazón y que grita por ser liberado.
No soy una chica que pueda componer grandes poesías para expresar lo que siente, tampoco se me da demasiado bien escribir relatos que te corten la respiración con cada palabra que lees porque cuando más deseo que las palabras estén de mi lado, parece que todas se ponen de acuerdo para dejarme a mi suerte e intentar buscar la manera de exteriorizar mis sentimientos. Pero cuando pienso en ti, las palabras luchan por salir y es cuando no encuentro la forma de ordenarlas de tal forma para que pueda decirte que eres la luz de mi vida, el aire que respiro, la sangre que corre por mis venas y el corazón que late solamente para ti.
Gracias por ser el culpable de todas mis alegrías y sonrisas…teQ*