Ese sonido tan característico lo conozco demasiado
bien. Cuando empiezo a escucharlo algo recorre mi cuerpo sin poder pararlo y
siempre termino de la misma forma: evocando tiempos pasados, tiempos mejores,
tiempos peores, pero casi siempre aparecen las mismas personas, las personas
que más he querido y querré a lo largo de mi vida ya sea muy larga o al final
sea más corta de lo esperado.
Gracias a esas personas que me hicieron daño en su
día, pero sobre todo gracias a aquellas que siempre me han apoyado y me han
querido tal y como soy, con mis defectos, con mis virtudes, soy quien soy hoy día. Todo el mundo dice que nuestro pasado es nuestra identidad en cuanto a
personalidad se refiere, y esas personas están en lo cierto porque cuando
nacemos somos tan maleables y necesitamos años para forjar nuestra propia
personalidad, nuestro propio “yo”.
Siempre he pensado que soy una persona débil, fácilmente
influenciable, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que no es así.
Me he dado cuenta que soy mucho más fuerte de lo que parece, pero sobre todo me
he dado cuenta que necesito mi tiempo y mi propio espacio para mostrarme tal y
como soy, para dejar salir a la niña que llevo dentro y para ser la persona
adulta que aparento ser.
En este momento me encuentro lejos, pero estoy más
cerca que nunca porque mis pensamientos me llevan donde quiera sin importar la
distancia, el día en el que me encuentre o la hora que sea. En este momento
prefiero estar donde estoy, ya que gracias a esta distancia he descubierto
muchas cosas.
Una de esas cosas que he descubierto es que no
importa la distancia que separe a dos personas que se quieren. No me estoy
refiriendo a ese sentimiento de querer a una persona para desear compartir tu
vida con ella, no es el sentimiento de querer de haberse enamorado, sino el
querer a alguien como querer a tu propia familia, solo que a ese alguien lo has
elegido tú. El único responsable de querer tanto a esa persona eres tú y en
cierto modo la persona a la que quieres por el simple hecho de haber aparecido
en tu vida, de haberte brindado su amistad sin importar tus creencias, tu
religión o tu nacionalidad.
Esa es la verdadera amistad, una amistad que
perdura en el tiempo sin importarle el tiempo que pase, la distancia que exista
entre ambas personas, el sexo de los que componentes de dicha amistad o la
personalidad de ambos. Simplemente es una amistad que sabes que va a estar
siempre ahí, una amistad que aunque pase por muchas dificultades es
indestructible.
Cuando hablo de una amistad así hablo de una
persona en concreto, una persona que significa demasiado parea mí. Me duele y
me entristece tenerla tan lejos de mí, y sobre todo me hace mucho daño saber
que sufre y yo no puedo estar ahí apoyándola, consolándola y ofreciéndole mi
hombro para desahogarse cuando lo necesitase.
No necesito dar ningún nombre, como tampoco hay
necesidad de poner un nombre en concreto porque a quien va dirigido este texto
sabrá quién es en cuanto lea las primeras palabras del mismo así que me
referiré a dicha persona como “Él”.
Han pasado muchos años, pero aun recuerdo como
empezamos a forjar esta amistad que hoy en día perdura. Unos simples libros han
conseguido lo que muchas personas no habían sido capaces: tenerlos el uno al
otro sin pedir nada a cambio. Una amistad tan bonita no merece quedarse
olvidada en unas viejas fotografías ni en unos recuerdos que poco a poco se
irán borrando de nuestra memoria para dar paso a otros momentos inolvidables de
nuestra vida.
Aunque las cosas no sean iguales a cuando nos
conocimos, aunque cada uno a tomado su propio camino, aunque ya no hablemos
tanto como antes y no nos contemos todos los secretos nuestra amistad
permanecerá para siempre porque Él está tatuado a fuego en mis pensamientos y
en mi corazón. Sé que no podemos tener todo lo que queremos, que muchas veces
nuestros padres no nos comprenden, que la vida puede parecernos demasiado dura y
nosotros sentirnos demasiado débiles, pero la vida es eso, vencer todos los
obstáculos que vayan apareciendo en nuestro camino.
Yo sé que Él es fuerte, mucho más fuerte de lo que
se imagina porque ni siquiera es consciente de las veces que me ayudó con tan
solo escucharme. No hemos necesitado palabras para entendernos, nos bastaba una
simple mirada para saber que pensaba el otro y me encantaría que eso siguiera
igual, pero la vida misma ha hecho que eso no sea posible, pero no sufras amigo
porque siempre estaré a tu lado.
Puede que ya no podamos comunicarnos con miradas y
sonrisas cómplices, pero siempre nos quedarán las palabras y el sentimiento de
nuestra amistad.
Tal y como he dicho antes, sé que Él es fuerte y
que es capaz de conseguir todo aquello que se propone. También sé que hasta
ahora la vida no lo ha tratado demasiado bien, siempre buscando el amor, yendo
en su busca y cuando por fin creía haberlo encontrado se esfumaba en la oscuridad
de la noche y en la sombra de la luna. Sé que no es tan fácil querer y ser
querido, pero eso no debe impedirle luchar por su vida, por su amor, pero sobre
todo, luchar por él mismo, luchar por ser feliz, luchar por sentirse libre.
La que está lejos soy yo y he sido yo la que le ha
pedido ayuda siempre, pero ahora tenía la necesidad de expresar libremente mi
admiración hacia Él, pero sobre todo me siento libre de darte todo el apoyo que
necesites, me siento en deuda por todo lo que ha hecho por mí a lo largo de
todos estos años aunque hemos llegado a estar más separados de lo que nos
gustaría.
Me faltan palabras para describirlo tal y como es,
tal y como yo llegué a conocerlo. Esa forma de ver la vida es admirable, como
también es admirable las veces que se ha levantado con la cabeza bien alta
después de una caída. Es digno de ver como no deja que nadie lo hunda, pero
incluso los héroes necesitan de alguien en quien apoyarse y también necesitan
llorar de vez en cuando. Por este motivo le dedico estas palabras de
agradecimiento y de admiración, pero sobre todo de cariño.
Unas simples palabras que han salido a luz en un
simple día de mi vida, pero palabras que llevan años dormidas en mi corazón y
hoy han decidido despertarse para agradecerle a mi gran amigo lo importante que
es y lo feliz que me hace cada vez que siento que él es un poco más feliz que
el día anterior.
Por eso deseo que encuentre esa felicidad que
tanto necesita, pero que tanto tarda en llegar.
Espero que nuestra amistad siga siendo tan fuerte como
hasta ahora, deseo de todo corazón que el día de mañana sea la persona más
feliz del mundo y que no olvide que “lo que unos libros unieron, no lo separe
nadie”.
Te quiero amigo.
