Una lágrima traicionera
está surcando su mejilla. A su memoria vienen momentos llenos de felicidad que
parecen sacados de una vida muy lejana, pero también otros tantos en los que el
agobio, la incertidumbre y el miedo atenazaban su corazón.
Cuando cada paso
le pesa como calle abarrotada, algo dentro de ella sabe exactamente lo que
necesita su alma para curarse. En ese momento recurre a su adicción, la única
droga de la que no es capaz de alejarse y aquella que la ha acompañado en todos
los momentos de su vida desde que tiene uso de razón. Esa que es capaz de
amansar a las fieras, de hacer llorar de alegría o tristeza, pero, sobre todo,
esa que es capaz de calmarla.
Acompañada por
uno de los inventos más genuinos de la historia ha pasado los momentos más
difíciles de su vida sentada en la silla de una habitación de hospital mientras
uno de sus seres más queridos luchaba por aferrarse a la vida. Esos días en los
que se sentía atada de pies y manos y en los que sólo podía ser una
observadora, la música la acompañó fielmente.
Fueron semanas
en las que sentía que observaba pasar su propia vida a través de un agujero sin
poder hacer nada por detener los acontecimientos que se estaban desarrollando.
Viajes improvisados en coche, incertidumbre por no saber qué va a pasar en un
futuro próximo y muchas horas a solas acompañada tan solo por sus pensamientos.
Cada vez que sentía flaquear sus fuerzas, siempre había alguien infundiéndole
fuerzas para continuar, para no dejarse vencer, pero después de que haya pasado
todo el peligro y su vida haya vuelto a su curso, sigue con la sensación de que
todo ha sido un mal sueño y que su mente se empeña en no olvidar.
Esos días de
dolor y lágrimas han quedado atrás, pero siente que su alma no está
completamente curada. A pesar de ello no se ha dado por vencida y ha seguido
avanzando poco a poco, a su ritmo.
Cuando esos
recuerdos vuelven a su memoria, se para, respira profundamente y se pregunta
cómo ha podido salir indemne, pero todos sabemos que eso no es posible. El
miedo de que el episodio se repita sigue presente en ella y su corazón sigue
latiendo con pesar, pero la vida no se detiene para esperar a nadie.
Sabe que debe
continuar su camino sin detenerse, progresando paso a paso y cuando la
melancolía se apodera de su corazón, tan solo se oculta del mundo y se deja
llevar por esas melodías que la han acompañado toda su vida y espera que vuelva
a sanar.
